«Charlotte Sophia quedó en manos del abogado de la familia. El abogado la puso de inmediato en un internado. Allí, las maestras la castigaban por cosas que no había hecho. Las otras alumnas le rompían la muñeca, arrancándole piernas y brazos...».
Huérfana, atormentada por las compañeras del colegio y esclavizada por un bruto alcohólico, la protagonista de este libro sobrevive, animada solo por su fuerza infantil, para seguir sufriendo.
La niña desdichada (1961), trágica crónica de la vida de Charlotte Sophia, es la materia perfecta para el magistral arte narrativo de Edward Gorey.