Con todos los ladrillos colocados, una familia decide mudarse a una casa nueva. A medida que la familia crece, la casa disfruta del sonido de las risas que resuenan en sus pasillos y del golpeteo de los piececitos contra el suelo y se da cuenta de que ya no solo es una casa, sino un hogar, su hogar. Un día, la familia retira todas sus cosas y, con lágrimas en los ojos, se despide. La casa no sabe si podrá volver a ser feliz, pero una familia muy especial aparece y empieza a sentir esperanza, tal vez pueda volver a ser un hogar.