La abuela habla a su nieta de las manos,
que son las antenas del alma,
y la invita a moverlas creativamente.
A través del movimiento creativo de nuestras manos
podemos transformar el dolor, expresar nuestras intuiciones,
acompañar los pensamientos y las emociones,
y acceder a lo más profundo, verdadero y sabio de nosotros mismos.