¿Quién ha dicho que las rocas son seres inertes que no comen, no beben, no sueñan, ni aman? La protagonista de este cuento lo tiene muy claro: ella quiere conocer el mundo. Su insistencia sacará de quicio a un geólogo un tanto encerrado en sus conocimientos y, de esta manera, hará realidad su sueño.
Un cuento para lanzar la mirada más allá del horizonte conocido, un cuento para espíritus inquietos, nuevos exploradores empujados por un constante deseo de conocer, aprender, comprender.
Un cuento delicioso, narrado con palabras medidas y un ritmo que te llevará a surcar mares y desiertos.