¡Yo soy el lobo feroz! -¡Soy el más listo! Hoy será día de festín- ríe maliciosamente el lobo. De menú: Abuelita. Y pequeña frambuesa, de postre. Al llegar a casa de la abuelita, el lobo llama a la puerta: toc, toc, toc. No hay nadie. Solamente un camisón de dormir sobre la cama. El lobo se lo pone y sale para borrar sus huellas delante de la casa. ¡Plam! Una corriente de aire cierra la puerta. El lobo, sorprendido, corre a esconderse en el bosque disfrazado de abuelita...