Situada en la capital de Afganistán destrozada por la guerra, un Kabul miserable en el que ya no se oye a las golondrinas sino los graznidos de los cuervos y los aullidos de los lobos, diversos personajes se muestran incapaces de sobreponerse a un destino marcado por sus miserias, cobardías y desencantos, impuestos por la irracionalidad del integrismo islámico. La represión social y religiosa en el Afganistán gobernado por los talibanes tiene como principales manifestaciones la banalización del mal, la histeria de las masas, las humillaciones, las ejecuciones en forma de lapidación y la soledad cuando sobreviene la tragedia. Yasmina Khadra (pseudónimo femenino del comandante retirado del ejército argelino Mohamed Moulessehoul, 1955), publicó Las golondrinas de Kabul en 2002, un año después de que la invasión estadounidense del país acabara con años de dominio integrista.
Traducción de María Teresa Gallego Urrutia