La publicación en 1969 de Abecedario de pólvora supuso una auténtica convulsión en el panorama literario y la crítica búlgaros. Por primera vez se abordaban cuestiones como la revolución o la resistencia antifascista huyendo de la simplificación y del ensalzamiento ideológico impuestos por el realismo socialista. Las historias que lo componen, de una sencillez tan profunda como bella, están impregnadas de una sabiduría popular que entronca con la rica tradición y folklore búlgaros.
Esta obra es una puerta a un pequeño mundo rural, tan real como rico en elementos fantásticos (lo que le valió el calificativo de realismo mágico balcánico), poblado por héroes anónimos que, conduciendo su carro lleno de jarros y vasijas, amasando el pan cada mañana o tallando la piedra de las canteras, nos muestran la grandeza y la miseria de la vida campesina, reivindicando su papel en la épica de lo cotidiano.