Calificada como «magistral» por el semanario Die Zeit, galardonada con los premios Academica, Selexyz, Tzum y Anton Wachter en los Países Bajos y traducida a más de una decena de idiomas, esta narración envolvente e inmisericorde se ha convertido en una novela de culto de la literatura actual. Tanto por la atenazante morosidad de la trama como por su ambicioso despliegue de recursos, Bonita Avenue ha situado a su autor entre las voces más relevantes del momento.
A finales de los noventa, Siem Sigerius es uno de los personajes públicos más notorios y extravagantes de su país. Antiguo campeón de judo, genio matemático de renombre internacional, amante del jazz y rector de una universidad emergente de provincias, su nombre suena como favorito para ocupar la cartera de ministro de Educación; y a su acogedor domicilio conyugal, una granja cercana al campus, acuden todo tipo de curiosas personalidades. En este contexto tan favorable, la irrupción de Aaron, un joven fotógrafo con ansias de éxito que ha tenido la osadía de enamorarse de Joni, la hija mayor de Sigerius, desencadena una crisis devastadora en el seno de esta familia aparentemente modélica. La vida desenfrenada de Joni y Aaron, gracias a una fortuna obtenida de modo instantáneo, y la reaparición de un hijo de un matrimonio anterior que se ha pasado una buena temporada en la cárcel, provocarán la turbulenta desintegración de Siem Sigerius y su entorno. Y como contrapunto de la malsana espiral de pulsiones soterradas que anidan en el núcleo familiar, surge el recuerdo de los años idílicos vividos en la casa de Bonita Avenue, en Berkeley, cuando Sigerius era un apasionado profesor novel, cargado de proyectos e impulsado por unas inconmensurables ganas de vivir.