En 1831, contando sólo con veintidós años de edad, Charles Darwin iniciaba su experiencia científica con una aventura singular: un viaje alrededor del mundo. Embarcado en el Beagle en calidad de naturalista, el investigador iría elaborando con todo detalle su diario a lo largo de los cinco años que duró la navegación. De esta actividad extraería los conocimientos y las pruebas que luego le permitirían fundamentar su teoría evolucionista. El análisis comparativo de los pinzones americanos o el hallazgo de fósiles marinos en las cumbres andinas son hitos fundamentales, tal como aquí se describen, en la elaboración de sus descubrimientos. Del mismo autor hemos publicado en esta colección Origen de las especies.