Considerado uno de los grandes artistas del siglo XX, Joan Miró nos ha legado un corpus de obra cuya influencia no ha parado de crecer con los años. Miró no pintaba sueños, sino que, a través de su obra, facilitaba al observador aquellos elementos que le permitieran soñar. Nunca trabajó bajo el efecto de la hipnosis, las drogas o el alcohol; sin su personalidad artística y la manera en que representaba en los lienzos lo que la inspiración le dictaba hizo que André Breton exclamara: Miró es el más surrealista de todos nosotros. Miró fuerza creativa de lo plástico que sentía una fuerte pasión por el mundo y por los más atrevidos juegos poéticos, amante de los objetos y la desnuda existencia de los materiales siempre se manifestó como artista onírico, en búsqueda de aquellas constelaciones que inspiraron algunas constelaciones que inspiraron algunas de sus mejores obras. Jacques Dupin máxima autoridad en la obra de Miró ahonda en todos estos aspectos en su fascinante ensayo: el nacimiento de los signos.