Lili Brik y Elsa Triolet nacieron en Moscú a finales del siglo XIX. Tan famosas por su belleza como por su inteligencia, formaron un famoso cuarteto con dos de los poetas más brillantes de su tiempo, Vladímir Maiakovski y Louis Aragon. Lili coleccionó los genios con una puntería infalible: el novelista Pasternak, los pintores Ródchenko y Málevich, el compositor Shostakóvich, el cineasta Eisenstein o la bailarina Maya Plisétskaya. Elsa, la pequeña, fascinada por su hermana mayor, tuvo que librar grandes batallas para reafirmarse y salirse de su sombra. Pero Maxim Gorki la animó a escribir y cuando se convirtió en la primera mujer ganadora del Premio Goncourt, tras haberse ilustrado en la Resistencia, comprendió que había suplantado a su hermana, reducida al papel de inspiradora y Egeria. Sin embargo, esta rivalidad nunca empañó el amor que las unía.
Esas legendarias figuras de la mitología comunista superaron todos los sobresaltos de la historia, en la Unión Soviética o en Francia. Confrontadas a las realidades más crueles, Elsa y Lili estaban dispuestas a sacrificarlo todo para proteger su ideal artístico. Durante toda su vida Lili fue la figura central de la vanguardia rusa con una originalidad y una exigencia altísima. Elsa defendió sin descanso su posición de escritora. Nunca fueron mujeres del montón.
Estas dos fuerzas de la naturaleza, que Pablo Neruda llamaba «la indomable Lili» y «una espada de ojos azules», recorrieron el siglo XX como auténticos iconos.