La figura de Marco Tulio Cicerón (106 - 43 a. C.) constituye, sin lugar a dudas, una de las más relevantes
de cuantas nos haya legado la Antigüedad clásica. Nacido en el seno de una familia perteneciente a la nobleza de Arpino,
recibió una formación completa en Grecia y Roma que, combinada con su inusual capacidad oratoria y un brillante
dominio del lenguaje, le llevó a ser un político republicano prominente, el más destacado abogado de su tiempo, un
reputado pensador y un escritor que es el paradigma de la perfección de la lengua latina. En Sobre el dolor, uno de los
breves tratados que escribió al final de su vida, ya retirado de la arena política en su finca rural de Túsculo,
encontramos al Cicerón más filosófico y reflexivo. Siguiendo las líneas generales del pensamiento estoico, el autor
romano se cuestiona sobre la naturaleza del dolor, que nadie busca voluntariamente si no se obtiene una compensación de
algún tipo, y cómo dicho dolor debe ser sobrellevado con sabiduría. Junto con otros textos de esa época, Sobre el dolor
representa uno de los puntos culminantes de la filosofía ciceroniana.