En nuestro planeta se tira aproximadamente un cuarto de los alimentos que se compran. Esta costumbre, que
además de antiecológica es muy poco económica, puede solucionarse si tenemos en cuenta algunas sencillas
recomendaciones y prestamos atención a nuestra manera de consumir y de cocinar. El pan duro, las frutas demasiado
maduras, los patés de la víspera o los restos de carne de la comida del domingo pueden aprovecharse. Con un poco de
imaginación, el pollo del día anterior o los restos de verdura pueden convertir-se en nada de tiempo...¡en platos
originales y económicos!