A principios del siglo xxi el equipo de El Bulli, del que Albert Raurich formaba parte, realizaron varios
viajes a Japón, provocando el nacimiento de un intercambio cultural entre Asia y Europa, un diálogo con la gastronomía
más sensible y delicada del mundo que se iría enriqueciendo con el paso de los años. Dos Palillos es fruto de ese
diálogo. Para celebrar los diez años de apertura del restaurante, este cocinero inquieto, pasional y de curiosidad
infinita ha reunido más de 170 recetas que se han servido en su barra asiática. Respeto máximo por la materia prima, el
concepto de tapa como manera de entender la gastronomía, y sencillez dentro de la complejidad son las bases de un
proyecto en plena efervescencia.