Blitzkrieg, la «guerra relámpago», un sonido explosivo que describe el constante bombardeo al que se vieron sometidas las islas británicas desde septiembre de 1940 hasta mayo de 1941. Durante ocho aterradores meses, la población civil vivió sometida al terror y al miedo ensordecedor de las fuerzas aéreas germanas.
Al inicio de la guerra, mientras el enfrentamiento naval entre los navíos alemanes U-Boot y la escuadra británica se libraba con furia, los temidos ataques aéreos de Hitler no se materializaron. Pero todo cambió el 7 de septiembre de 1940, el conocido como Sábado negro. El sureste de Inglaterra amaneció soleado, pero pronto el cielo se oscureció con la sombra de cientos de bombarderos Heinkel y Junkers. El rugido de los motores, «como el trueno lejano de una cascada gigante», fue la melodía que dio comienzo a una fase decisiva del conflicto.
Los bombardeos afectaron a muchos pueblos y ciudades de todo el país. A finales de mayo de 1941, más de cuarenta y tres civiles habían fallecido y ?únicamente en Londres? más de un millón de casas fueron destruidas o dañadas. El fracaso de la Alemania nazi a la hora de conseguir destruir las defensas aéreas británicas, forzar el armisticio ?o directamente la rendición de Inglaterra? es considerado como el primer revés sufrido por Adolf Hitler y uno de los puntos de inflexión más importantes de la Segunda Guerra Mundial.
«La batalla de Francia ha terminado. La batalla por Gran Bretaña está a punto de comenzar. De esta lucha depende el futuro de la civilización.»
Winston Churchill