A Martina no le gusta leer. Ni libros, ni revistas, ni siquiera la lista del carrito de los helados. Entonces Martina conoce a Bonnie, la perra
de la biblioteca. Leer en voz alta para Bonnie no es tan malo. Cuando Martina se queda atascada, a Bonnie no le importa. Martina
puede acariciarla hasta que desenreda la palabra. Es divertido leer cuando no tienes miedo a equivocarte. Con Bonnie, Martina ha
aprendido que es mejor ir despacio.