Siempre se ha dicho que Roma es eterna y esa sensación de eternidad será la que sienta el viajero cuando se adentre en sus calles, sus plazas, sus iglesias, sus museos. Toda la historia de nuestro occidente está escrita en las piedras de esta ciudad, toda la historia del arte en sus monumentos y museos: las ruinas romanas de sus Foros Imperiales y su Coliseo; la Sixtina, todo un símbolo del arte más perfecto; el barroco de sus palacios y sus iglesias.
Después el bullicio de sus plazas y sus calles donde abren las puertas las tiendas de los grandes modistos italianos, el silencio de los pequeños rincones que quieren esconderse de todo. Roma, principio y fin, Roma eterna.