Los niños y niñas precisan una alimentación rica y equilibrada para crecer y desarrollarse en plenitud. Hay
que darles los alimentos adecuados, que no son ni más caros ni más difíciles de cocinar: usted puede aprender a elegir
y combinarlos. Al comer lo que necesitan cuando lo necesitan, los niños tienen más energía para aprender, para jugar y
gozar de la vida. También resisten mejor la posibilidad de contagios. Pero, sobre todo, se acostumbran a comer bien y
este hábito les acompañará para siempre y les protegerá también como adultos de la enfermedad, del sobrepeso y la
obesidad. Si usted se acostumbra a comer bien como sus hijos, las ventajas para su propia salud también se harán
evidentes en poco tiempo.