Tras la prematura muerte de Nick Drake, por causas sobre las que aún hoy se especula, a la edad de 26 años, en 1974, su exiguo legado ?tan solo tres álbumes de estudio y otros pocos publicados póstumamente? ha sido progresivamente reivindicado a lo largo de las décadas. Hoy es considerado uno de los cantautores más importantes de todos los tiempos por la cálida belleza de sus canciones, su voz queda y cercana, y su peculiar manera de tocar la guitarra. Ignorado por la crítica y el público de su tiempo, solo el paso de los años ha logrado situar su obra en el lugar que siempre mereció. Su fama de poeta maldito de talante depresivo, autor de letras de juvenil candor y algo ingenuas, queda desmentida si leemos sus canciones a la luz del fascinante relato biográfico que este libro presenta. Más allá de lo tormentoso y torturado de sus canciones, una atenta lectura nos descubre a un escritor irónico, a veces decididamente divertido, que describió mejor que nadie la sensación de desplazamiento y extrañeza que sobrevinieron al final de la década de los 60, cuando empezaban a desvanecerse el sueño juvenil y la eclosión de libertad.