En 1846 Charles Dickens ya tuvo la idea de hacer algunas adaptaciones de sus novelas para leerlas en público. Tardó más de diez años en decidirse, pero la separación de su esposa Catherine y su nueva relación (escandalosa) con la actriz Ellen Ternan, que trajeron grandes cambios en su vida y en su economía, le impulsaron a ponerse manos a la obra. Dickens tomaba de sus novelas los capítulos que más conmovedores le parecían, a veces las resumía, quitaba lo que a su juicio les sobraba, eliminaba personajes y, en cambio, ampliaba otros. Así lo hizo con Dombey e hijo, Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit, David Copperfield y Oliver Twist, las cuatro adaptaciones reunidas en este volumen.