A lo largo de sus diecisiete años de vida, Silvie ha aprendido de su padre, aficionado a la historia de la Edad del Hierro, cómo vivían los antiguos britanos –qué tipo de túnicas vestían, qué raíces comestibles recolectaban, cómo encontraban agua potable– y también cómo morían algunas de sus mujeres y niñas: atadas de pies y manos, ahogadas en un pantano, víctimas de sacrificios rituales a manos de su propia tribu. La familia de Silvie participa en una «experiencia» organizada por un profesor de arqueología para sus estudiantes: recrear, en una acampada en los páramos del norte de Inglaterra, la vida de los britanos; adoptar sus costumbres y adaptarse a sus condiciones de vida, subsistiendo con lo que la naturaleza ofrece. A medida que pasan los días, Silvie se da cuenta de que el afán de su padre por imitar con la mayor fidelidad el pasado pone en peligro el delicado equilibrio de la convivencia del grupo, y se pregunta con pavor qué estará dispuesto a sacrificar, en nombre de la pureza cultural, ese hombre autoritario y temperamental que tan bien conoce.
Muro fantasma es una composición de cámara a la intemperie: el sutil retrato psicológico de un puñado de personajes que se impregnan de la violencia del pasado que exuda el paisaje. Breve y precisa, tensa y poderosa, la novela de Sarah Moss cuestiona los conceptos de tribalismo, civilización y barbarie, y brinda una importante lección para el futuro sobre el peligro de idealizar el pasado.