Una madre amenazante con cola de madera y ojos de cristal. Una muchacha que vive justo en el borde del mundo. Un pez de juguete al que le gustaría ser real.
Los relatos que componen este libro, entre los que destaca La otra madre, son vagamente fantásticos y perturbadores, a pesar de haberse entendido, en gran parte, como cuentos para niños. Muchas de las historias contienen recovecos entre los que se esconden entradas y ventanas a un mundo perceptiblemente más inquietante, más amenazador, más mágico. Son cuentos que invitan a la reflexión, pero que no la concluyen, sino que sirven de inspiración, o como guía, para que quien los lea pueda seguir la línea del pensamiento. Sutiles, casi leves.