Un grupo de revolucionarios planea y lleva a cabo un secuestro con la intención de conseguir la libertad de sus correligionarios encarcelados; pero se equivocan de hombre. La víctima es Charles Fortnum, un hombre sin ningún interés para el gobierno británico: se trata sólo de un cónsul honorario que vive principalmente del whisky y de su condición de diplomático inglés. Así pues, el azar confierte a Fortnum en preso de un grupo de guerrilleros encabezados por un sacerdote con el que antaño le unió la amistad.
Probablemente, el extraordinario éxito de la película que en 1983 rodó Mackenzie a partir de esta novela (con Michael Caine, Richard Gere, Bob Hoskins...) la ha convertido en una de las más famosas historias de Greene.