Arthur Machen (1863-1947), al igual que su contemporáneo
Lord
Dunsany, fue un obstinado soñador que creó una de las
obras más líricas y exquisitas que ha dado hasta la fecha
el denominado género de terror. Tutor, traductor, corrector de pruebas,
catalogador de libros raros, actor de teatro y sobre todo periodista, Machen
trasladó al papel sus arrebatados y melancólicos sueños
con esa rara intensidad y soledad propias de la poesía, tratando
de desvelar los enigmas que se ocultan más allá de la existencia
y fuera del tiempo y logrando que la belleza y el horror suenen en sus
relatos al unísono. A diferencia de Le
Fanu o M.R. James, Machen, inspirado por su origen celta, no escribió sobre fantasmas
sino más bien sobre fuerzas elementales, maleficios que sobreviven
o poderes malignos invocados por el folklore y los cuentos de hadas, como
los hermosos y juguetones seres que se le aparecen en el bosque a la protagonista
de El pueblo blanco, «probablemente el mejor relato sobrenatural
del siglo, tal vez de la literatura» en palabras de E.F. Bleiler),
o la malévola gente pequeña que hace acto de presencia
tanto en El sello negrocomo en La pirámide resplandeciente o
en De las profundidades de la tierra, esa enigmática y horrible
raza precéltica, negra y achaparrada, forzada a vivir en las entrañas
de la tierra, donde todavía practica sus infames ritos sacrificiales.
La presente antología recoge catorce relatos (algunos de ellos inéditos
en castellano), lo más granado y significativo de la ingente obra
fantástica de Machen, que tanto influyó en el maestro del
horror sobrenatural, H.P. Lovecraft.