?Un libro que apasiona por su gran talento? Un magnífico logro.? THOMAS MANN
Sebastián Barnack, aprendiz de poeta e hijo de un severo activista de la izquierda, se traslada a Florencia ara pasar el verano con su refinado y hedonista tío Eustace en una lujosa villa, en pleno apogeo del fascismo italiano. Allí se encontrará con algunos personajes que resultarán decisivos en su vida: Verónica Thwale, encarnación de sus secretos mitos eróticos; la señora Ockham, que pretende adoptarle en sustitución del hijo que perdió; y, sobre todo, Bruno Rontini, librero y filósofo, una especie de asceta con una visión trascendental de la existencia. Escindido entre el mundo de lujo y despreocupación que representa el tío Eustace y el camino de conocimiento interior que le brinda Bruno, el joven Sebastián, inmerso además en su iniciación sexual, tendrá que aprender que todos nuestros actos tienen consecuencias pero que quizá haya un sentido más profundo de las cosas si sabemos mirar en la dirección adecuada. El tiempo debe detenerse, publicada en 1944, doce años después de Un mundo feliz, expone algunas de las preocupaciones espirituales del autor, gran conocedor de las filosofías orientales y el misticismo, y también sus ideas políticas, aún vigentes a la hora de comprender nuestro tiempo. Esta edición de Navona viene a subsanar el inexplicable olvido de una espléndida y reveladora novela que no se había traducido al castellano desde hacía setenta años.
Aldous Huxley (Godalming, Surrey, Inglaterra, 1894 - Los Ángeles, Estados Unidos, 1963), escritor y miembro de la celebrada familia Huxley. En 1916 ingresó en el Balliol College de Oxford, donde estudió Lengua y Literatura inglesas. En 1916, en Garsington Manor, propiedad de su amiga lady Ottoline Morrell, conoció a algunos miembros del grupo de Bloomsbury, se hizo amigo de D. H. Lawrence y se enamoró de Maria Nys, con la cual se casó. En 1921 publicó su primera obra en la que recrea el estilo de vida y los personajes de Garsington, Los escándalos de Crome. Contrapunto, publicada en 1928, junto con El tiempo debe detenerse (1944), constituyen el retrato y final de una época. En 1930 se trasladó a Sanary, cerca de Toulon, donde escribió su obra más aclamada, Un mundo feliz (1932). Murió el 22 de noviembre de 1963.