Son los días que siguen a la victoria franquista en un pueblo de Andalucía. Para los vencidos, la paz es sinónimo de venganza, humillación y sumisión. Un niño participa de la desgracia de su familia. Roído por el hambre, mira el mundo a su altura, con la fragilidad de todos los niños. Pero el tiempo que le ha tocado vivir lo ha endurecido prematuramente Ya es un adulto el que nos cuenta esta historia negra de los hombres.
«?Padre, tengo hambre. Dame pan.
?No hay ?murmuró con la voz quebrada de los hombres que lloran?. No hay pan, hijo mío.»