Atila es una excelente muestra del particular trabajo literario del escritor español Aliocha Coll, quien dedicó sus últimos años a terminar este libro y acabó con su vida por propia voluntad poco después de concluirlo. Atila se publicó póstumamente un año después de su fallecimiento, en 1991, y puede leerse por tanto como la última voluntad del autor, que en esta novela plasmó los rasgos que caracterizaron siempre su literatura: una experimentación tan extrema que cuesta hablar de una narración en sentido tradicional, aunque al mismo tiempo se reconozca el cuidado formal de cada página. El ritmo de su prosa, la variedad y la originalidad de susimágenes, y la belleza y la plasticidad que se aprecia en todas sus frases presentan a un autor con un talento innegable, aunque cueste seguir su discurso. Es un tipo de texto, como se ha dicho alguna vez, que admite leerse igual que si fuese poesía surrealista en lugar de una novela, aunque el propósito de Aliocha Coll consistiese precisamente en subvertir los moldes del género: hacer con la literatura lo mismo que había hecho Mondrian con las artes plásticas, según aseguró él alguna vez. Excelente conocedor de la tradición literaria, traductor de las obras completas de Marlowe, autor de novelas, ensayos, poemas y obras de teatro, Aliocha Coll vivió con una dedicación completa a su escritura, siempre con el propósito de buscar nuevas formas de expresión, y culminó su creación con esta última novela: Atila, una aproximación a un escritor que probó los límites de la experimentación artística sin ceder nunca en esa pretensión, con un riesgo y unas dificultades que no impiden valorar el brillo y la originalidad de su literatura tan extrema.