Si bien estaba escrita desde algunos años antes, Niebla fue publicada en 1914, por el tiempo en que Unamuno era cesado como rector de Salamanca por liberal. La vida de don Miguel fue, como el lector sabe, aciaga, y su independencia intelectual le hizo pagar un alto precio en repetidas ocasiones y acabaría llevándolo a la tumba. A Augusto Pérez, un hombre bueno y simple, pero filósofo y mujeriego —o mejor dicho, admirador del bello sexo— fueron su entusiasmo y la voluntad del propio Unamuno, su creador, los que le llevaron a la tumba. Que esto sea una nivola o una novela tanto da, como explica Pollux Hernúñez en su extroducción. En cualquier caso se trata de una edición revisada, anotada apenas y hecha con el cuidado que merece.