Mañana ya no hablaremos de nada es una indagación introspectiva sobre las complejidades de las relaciones humanas en el mundo contemporáneo. A través de los ojos de Mar, la novela nos adentra en su relación con Lorena González, caracterizada por la inestabilidad emocional, tendencias autodestructivas y una renuencia palpable al compromiso. A medida que avanzamos, el relato desentraña la lucha interna de Mar, quien busca comprender, perdonar y hallar equilibrio en una relación teñida de toxicidad.
La narrativa se entreteje con poemas escritos por Lorena, intensificando el misterio en torno a su identidad y acentuando la travesía emocional de Mar en una Barcelona donde las drogas ofrecen un escape efímero de una realidad desoladora. A lo largo del relato, la ansiedad de Mar se manifiesta no solo en sus interacciones, sino también en diálogos introspectivos con su psiquiatra, intentando desentrañar y expresar su caos interno. Se abordan temas oscuros, tales como la violencia en sus diversas formas y referencias a la ansiedad, el suicidio y la bipolaridad. Sin embargo, la presencia de Joana en la vida de Mar hacia la segunda parte de la historia aporta un rayo de esperanza, mostrando que, a pesar del dolor, puede existir redención y nuevos comienzos en los lugares más inesperados.