En la antesala del infierno, un viejo inspector de policía con la memoria sembrada de cadáveres decide emprender la que acaso sea su última ronda. Debe acompañar a una adolescente al depósito de un hospital para que reconozca en unos despojos humanos al delincuente que la violó dos años atrás. Su peregrinaje por las calles de Barcelona a lo largo de una tarde de posguerra -muy lejos, en otros ámbitos, resuenan los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial- se convertirá en un paulatino descenso al corazón de las tinieblas. Los círculos sucesivos del atormentado trayecto nos muestran una población saciada de podredumbre que, a pesar de su náusea, deja entrever la posibilidad de redención. La ronda del inspector a través del caos y la decrepitud, entreverada con los recuerdos que surgen desde los oscuros sótanos de su mente, se convierte en el viaje del ser humano hacia los límites de su propia residencia al horror. Relato breve de alcance simbólico y formidable intensidad, La ronda del Guinardó eleva la descripción física y moral del mundo de la posguerra a una altura mítica.