En un estilo sencillo y espontáneo, impregnado a veces de emoción y lirismo, el autor relata la atormentada existencia de un hombre superfluo destinado, por su particular modo de ser y de sentir, a desempeñar un papel marginal en la sociedad en que vive, la Rusia soviética. La narración dispersa y fragmentaria, escrita en primera persona, evoca diferentes momentos de la existencia del protagonista, hijo de una modesta familia judía, cuyo origen social le ha obligado a ser un autodidacta, que, en un mundo dominado por la primacía de los valores colectivos, ha querido siempre ser considerado como una persona irrepetible y única.
La azarosa historia de sus amores juveniles con la hermosa Katia, fascinante y enigmática encarnación de la volubilidad femenina, constituye el eje central de esta bellísima novela, en la que se refleja, de modo nuevo e inédito, la vida cotidiana en la Rusia soviética a lo largo de medio siglo.