Raskolnikov, el héroe de la obra, se yergue como un superhombre y pretende situarse más allá del bien y del mal. Y para demostrarlo comete un homicidio. Y así, poco a poco se convence de que es una especie de hombre-Dios y que ni por encima ni por debajo de él debe reconocer ninguna ley moral. Pero en su lucha por conquistar definitivamente esa impasibilidad que lo exime del pecado, no puede sobreponerse al aldabonazo de la conciencia, que desde lo hondo de su espíritu le dice que es un criminal. Crimen y Castigo refleja esa antinomia constante entre el bien y el mal, lo consciente y lo subconsciente, el relativismo y la ley moral.