En la actualidad probablemente hayan sido las diversas versiones cinematográficas, desde la época del cine mudo, las que conservan con mayor pasión la fama de la voluminosa novela Los miserables, publicada en 1862. Quizá la mejor de la prolífica producción del francés Víctor Hugo (1802 – 1885) y una de las más importantes del siglo XIX. Pobres, revolucionarios, burgueses, perseguidos y hasta un obispo, preconizador de la auténtica moral Evangélica, desfilan con una minuciosidad y maestría desconocidas hasta entonces, lo que convierte a la obra en un instrumento de denuncia que no ha perdido su vigencia y en la que el triunfo del verdadero Amor, Amor con mayúscula, recorre todos los rincones de su argumento.