Una nueva traducción y un esclarecedor apéndice justifican la reedición de este clásico de Antoine de Saint-Exupéry, el libro que mejor expresa el conjunto de valores humanistas del autor de El Principito.
Escrito en clave autobiográfica, Tierra de los hombres narra los momentos culminantes del trabajo de Saint-Exupéry en la compañía francesa Latécoère (luego Aéropostale), pionera en abrir rutas aéreas en el mundo durante la década de los años treinta del siglo XX. La historia está marcada por dos accidentes: el que sufriera en 1935 en el desierto Líbico, junto a su mecánico André Prevost, y el casi mortal de 1938 en Guatemala, de cuya lenta recuperación este libro es fruto.
La amplitud de su mirada no es sólo producto de ver el mundo desde el aire por primera vez, lo que nos recuerda el pasmo de los primeros astronautas, sino de su capacidad de introspección para viajar por los recovecos del espíritu. El aire es para Saint-Exupéry lo que el mar para Joseph Conrad: una realidad sobrecogedora y una excusa para entender el alma humana.
El sentido de la vida está cifrado en la amistad verdadera, en el heroísmo anónimo, en la capacidad humana para resistir el dolor, en el empeño de encontrar un propósito creativo a la existencia, en la combinación de pasión y pensamiento. Para ello son necesarios los «jardineros de almas» que «cultiven» el espíritu de los jóvenes.
Publicado en 1939, en los albores de la guerra que supuso el suicidio de Europa y que al autor le costaría la vida, Tierra de los hombres nos reconcilia con el milagro de la existencia en una época de oscuridad y tinieblas. Una nueva traducción consigue que afloren todos los hallazgos literarios de este sincero canto a la libertad, y un cuidado apéndice nos muestra los entresijos de la creación del libro.