En este tercer volumen de su ambiciosa y genial "En busca del tiempo perdido", el autor francés dibuja con
detalle y de un modo casi palpable el brillante universo de la nobleza que tan bien conocía. Un universo que, a pesar
de su opulencia y elegancia, se empezaba a resquebrajar, víctima de las circunstancias históricas y de ese inexorable
paso del tiempo que tanto preocupa al sensible narrador de la novela. El tránsito por La parte de Guermantes traslada
al lector a los ambientes en los que se movía la aristocracia francesa, en un principio contrapuesta a la clase
burguesa, pero con la que acabará estableciendo una relación de complementariedad ante su progresivo e imparable
declive.