«Durante la guerra, perdí la capacidad de dormir a pierna suelta y nunca más la recuperé. A menudo tengo la misma pesadilla: la Gestapo me persigue. Pero corro tan rápido que me despierto».
Detenida el 15 de agosto de 1942 y deportada, más tarde, al campo de concentración de Ravensbrück, Anise Postel-Vinay nos ofrece en estas poderosas y estremecedoras páginas un relato autobiográfico de una humanidad más alta que la propia barbarie.
Sin duda, hay muchos libros sobre los campos de concentración nazis, pero no son tantos, ni tan «exactos», los que nos hablan de las experiencias femeninas en la Resistencia francesa.
«La solidaridad entre mujeres nos salvaba. Era una necesidad vital. Nos ayudábamos mutuamente. Cuando una amiga caía enferma, hacíamos todo lo posible por ayudarla».
En aquel famoso campo de concentración situado al norte de Berlín ?a casi cien kilómetros?, y al que serían llevadas, para ser confinadas o morir, más de 130.000 mujeres, el horror era algo ordinario, pero la amistad y el compañerismo también. De todo ello da cuenta este libro prodigioso en su verdad y en su emoción contenida, un testimonio que leemos hoy como si fuera la ficción de un tiempo lejano y terrible, aunque siempre acechante.