Lúcido, provocador, irónico y compasivo, Augusto Monterroso (1921-2003) fue también un obstinado trabajador del idioma, un hombre porfiadamente entregado al oficio literario. La letra e recoge textos provenientes de un periódico mexicano publicados a modo de diario. Se mezclan, así, textos de charlas o conferencias, rememoración de lecturas, reflexiones en torno a la labor creadora, comentarios en torno a la realidad inmediata y cotidiana. «Lo que ha quedado puede carecer de valor; sin embargo -confiesa el autor en su prefacio-, me encontré con diversas partes de mí mismo que habría preferido desconocer: el envidioso, el tímido, el vengativo, el vanidoso y el amargado, pero también el amigo de las cosas simples, de las palabras, de los animales y hasta de algunas personas».