Algo hace pensar que esta maravillosa novela, como la criatura Frankenstein, no tuvo infancia, pero también que, como el vampiro, está fuera del tiempo...
«Porque este homenaje a la capacidad fabuladora es, en cierto sentido, un manual de seducción del azar: cómo acercarse y desviarse del plan trazado. Cómo acechar un tema sin asfixiarlo. El año del verano quenunca llegó avanza "caprichosamente". Y el lector queda atrapado desde el memorable comienzo hasta la última página.»
Carlos Pardo, El País
En el verano de 1816, Lord Byron, John Polidori, Percy Bysshe Shelley y su esposa Mary Shelley coincidieron en la magnífica Villa Diodati, situada junto al Lago Leman. Las inclemencias del clima, provocadas por la catastrófica erupción volcánica de Tambora, en Indonesia, que cubrió el cielo de nubes de ceniza y de azufre, les impidieron abandonar la villa durante tres días, que fueron como una larga y tenebrosa noche. En este ambiente cargado de misterio y nerviosismo, entre relámpagos, terribles ráfagas de viento y los relatos del Phantasmagoriana leídos en voz alta bajo los fulgores fantásticos del fuego de la chimenea, se gestaron dos de los grandes mitos de la novela gótica: Frankenstein y el vampiro.
Esta historia ha sido para muchos autores motivo de búsquedas obsesivas y rebuscadas interpretaciones. En esta novela, William Ospina nos seduce con sus palabras y nos introduce en el mundo fantástico de esta inagotable historia para reflexionar sobre la coexistencia de lo sublime y lo monstruoso, lo siniestro como límite de lo bello y la necesidad del hombre de reinventarse en los mitos para darle sentido a la existencia.
La crítica ha dicho:
«Una novela que alumbra nuevos rincones sobre aquellos días en que Europa se enfrió debido a la oscuridad de la nube de ceniza peregrina emitida por un volcán de Indonesia meses atrás.» Winston Manrique, El País
«El año del verano que nunca llegó, del colombiano William Ospina, es más que una novela, porque como él mismo se encarga de decirnos, es también un ensayo y un diario de viajes. […] Ospina ha dejado a un lado la novela histórica de conquistadores y descubrimientos americanos para conquistar una voz propia y descubrirse a sí mio. El año del verano que nunca llegó es todo un aleph literario.» Arturo García Ramos, ABC Cultural