En 2002, bajo el entarimado medio podrido de una habitación del antaño lujoso Africa Hotel, en la ciudad mozambiqueña de Beira, un hombre encuentra un viejo cuaderno; en la tapa lee un nombre y una fecha: «Hanna Lundmark, 1905», pero el cuaderno está escrito en una lengua que desconoce. En 1904, casi un siglo antes de ese extraño hallazgo, una mujer del interior de Suecia desea para su primogénita, Hanna, una vida mejor, y decide enviarla a casa de unos parientes que viven en la costa. Comienzan entonces las peripecias de esa joven valerosa cuyos pasos la llevan a enrolarse como cocinera en un barco que parte rumbo a Australia. Sin embargo, antes de llegar a su destino, Hanna desembarcará en Lourenço Marques (antiguo nombre de Maputo) y, enferma, recalará en O Paraiso, el burdel más famoso de la región. Poco sospecha que acabará regentando el prostíbulo, poblado por seres variopintos como su propietario, el senhor Vaz, el despiadado bóer Fredrik Prinsloo, mujeres como Felicia o Belinda Bonita, o el chimpancé Carlos.