En uno de los transbordadores nocturnos que surcan el Báltico, un cantante que se gana la vida
entreteniendo a los pasajeros borrachos pierde una noche los estribos y le da una paliza a un hombre. Como el alcohol
es un compañero de viaje habitual en esas embarcaciones, nadie da excesiva importancia a la pelea. Nadie, excepto el
comisario Ewert Grens, quien, al comprobar el terrible estado en que se encuentra la víctima tras el violento incidente,
comienza a investigar al agresor. Ante su creciente asombro, Grens descubre que el nombre que utiliza el sospechoso es
falso y que en realidad se trata de un hombre que, según todos los indicios, murió de un ataque al corazón mientras
esperaba su ejecución en el corredor de la muerte de una prisión estadounidense.