Nadie está a salvo de perderlo todo. Ildefonso Artiles puede dar fe de ello. De buena fa-milia, felizmente casado, padre de dos hijos, ejemplar profesor de historia en un colegio privado, el paro lo arrastra al alcohol; el alcohol, a la calle, y la calle, a la desaparición. Metafórica, primero; real, después: su rastro parece haberse borrado de las aceras de Las Palmas, que se habían convertido en su hogar. ¿Dónde está Ildefonso? El detective José García Gago recibe el encargo de encontrarlo. Sus hermanos, tras años de ignorarlo, lo buscan. Por una herencia, dicen. Pero García Gago sospecha que hay algo más, algo mu-cho más turbio que lo lleva a viajar de la ciudad canaria a Madrid y a Barcelona tras el rastro de Ildefonso. Un viaje que no acaba ahí, y que le obligará a adentrarse en territo-rios en los que la vida de algunos seres humanos vale tan poco que se vende a piezas a quienes puedan pagarla.
En El desfile de los malditos, Antonio Lozano González recupera a su personaje icónico, el detective melómano José García Gago, para embarcarlo en una novela comprometida y valiente, que atrapa y revuelve, que sacude y que, a menudo, indigna. Una novela no apta para cínicos, porque la denuncia del tráfico de órganos —en Colombia, en Pakistán, en el cuerno de África y en China, pero también a la vuelta de la esquina— no permite paños calientes ni medias tintas.
La productora Meridional Producciones ha comprado los derechos audiovisuales de Prelu-dio para una muerte, La sombra del Minotauro y El desfile de los malditos para la crea-ción de una serie televisiva, Calima, protagonizada por su personaje, el inspector García Gago.