Jimmie Dillon y su numerosa familia se mudan a California empujados por el deseo de un futuro mejor. Una vez en San Diego, sin embargo, Jimmie no puede evitar sentirse un fracasado: tiene un trabajo mal pagado en la industria aeronáutica, su hogar parece un manicomio, bebe más de la cuenta y nunca disfruta de un poco de calma para dar rienda suelta a su talento como escritor. Le gustaría sentirse libre de cargas, pero de él dependen demasiadas bocas y no puede permitirse caer víctima de la desesperación.