Los catorce relatos de Los siete pecados y las siete virtudes capitales conforman un maravilloso ejercicio de maestría narrativa: situados en el Milán de la guerra y de la posguerra, sus personajes retratan, en historias entretejidas con un hilo casi invisible, los claroscuros del alma humana. La pluma de Scerbanenco, con humor, crudeza y un lirismo impecable, nos descubre tanto la virtud que se esconde en el pecado como el pecado que conlleva la virtud.