Si queremos evitar futuros sobresaltos, es necesario explicar la crisis y elucidar sus significados.
La pandemia de la COVID-19 ha sacudido a la humanidad con una fuerza inopinada: un virus de origen animal ha obligado a los ciudadanos de gran parte del globo a quedarse en casa, y el mundo acelerado de la globalización se ha detenido ante la mirada perpleja de los contemporáneos. Millones de personas han enfermado y cientos de miles han muerto, mientras el uso masivo de las mascarillas nos recordaba a diario que la habitabilidad del planeta no puede darse por supuesta. Así que, un siglo después de la Gripe Española, otro virus infeccioso ha actuado como agente histórico de primer orden. Y esta catástrofe inesperada, mas no imprevista, aguarda ahora a sus intérpretes.
Manuel Arias Maldonado se aproxima a la pandemia como al fenómeno polisémico que es: efecto colateral de las relaciones socionaturales y riesgo global que a duras penas encaja en las categorías dominantes; la acción del virus fuerza a las democracias a operar en condiciones excepcionales dominadas por la incertidumbre. Pero el virus también activa nuevos imaginarios colectivos y reabre el debate sobre un futuro que se presenta menos como promesa que como amenaza. Rehuyendo cualquier tentación profética, el autor defiende la capacidad del viejo pensamiento ilustrado para procesar con éxito este acontecimiento sublime, cuya causa no debe buscarse en el fracaso de la modernidad sino en su carácter asimétrico e inacabado.
La crítica ha dicho sobre el autor:
«Leer a Arias Maldonado siempre nos ayuda a entender cómo está cambiando el mundo.»
Daniel Gascón, Letras Libres
«Arias Maldonado no es un politólogo sino un filósofo político. La diferencia entre ambos oficios es la misma que separa al interiorista del arquitecto. Arias es un académico cuya kantiana ambición es toda la que quepa en la consideración científica de la política. Su trabajo trasciende el corral patrio para dialogar con homólogos extranjeros sobre desafíos estructurales de la democracia occidental.»
Jorge Bustos, El Cultural