Iñaki Anasagasti es de sobra conocido como político. Sin embargo, en este libro sorprende por su propuesta de un consenso mínimo entre todos los vascos que desean una Euskal Herria soberana frente al montaje español. Un montaje cuyo principal exponente es Madrid, donde una élite improductiva siente peligrar sus privilegios y se cohesiona generando odio hacia lo que ellos llaman los nacionalismos periféricos. Anasagasti, que los ha conocido de cerca, señala y fustiga a la Casa Real, el corpus político, la ingente cantidad de funcionarios de alto rango, la cúpula militar, los consejeros de las mayores compañías del país, la plana mayor de la judicatura, conferencias episcopales, cortesanos, intermediarios con el poder, lobbies, periodistas y lacayos que no producen absolutamente nada, pero que precisan de recursos enormes a costa de la periferia.