El encaje de Cataluña es una de las cuestiones básicas para entender la España contemporánea. Desde el último tercio del siglo xix cada generación de catalanes ha planteado demandas al Estado desde la legítima aspiración de conseguir más autogobierno. La Historia ha contemplado sus éxitos y fracasos, de la Mancomunitat al primer Estatut, de la represión franquista a la apuesta federalista de Pasqual Maragall.
Algo cambió en 2010 y el Catalanismo cedió el paso a un Nacionalismo que usó la crisis para redoblar sus esfuerzos y reavivar el debate territorial con la independencia como único objetivo mediante una enorme cortina de humo llamada Procés, un fenómeno que ha provocado un giro copernicano insólito, tan fuerte que desde sus inicios ya nada fue igual y todos pagamos sus causas y consecuencias.
El escritor Jordi Corominas ha escrito sobre la cuestión desde sus comienzos desde el compromiso y una extraña libertad, la que no se casa con nadie y opta por analizar los acontecimientos con sangre fría y una pasión exenta de favoritismos. La suma de sus artículos de los últimos siete años constituye el Diario del Procés, una crónica continua que desde lo colectivo alcanza lo personal al ser los textos una visión de los hechos desde Barcelona, epicentro donde el autor navega a sus anchas mientras observa la deriva política y extrae conclusiones entre banderas, proclamas, disparates y los restos del naufragio.