Sy Montgomery es una de las naturalistas más importantes de nuestro tiempo. Pero no es una naturalista demasiado convencional. The Boston Globe dijo de ella que era «una mezcla de Emily Dickinson e Indiana Jones». ¿Una exageración? Tal vez no… La poesía, qué duda cabe, está tan presente en sus libros como en su forma de entender la vida. Y la aventura es otra constante en su existencia: ha nadado con delfines rosados, pirañas y anguilas eléctricas en ríos de Asia y Latinoamérica, se ha internado en una fosa con más de dieciocho mil serpientes en Manitoba, la mordió un murciélago vampiro en Costa Rica, un orangután la asedió hasta dejarla prácticamente desnuda en Borneo, un tigre estuvo a punto de devorarla en un manglar en Bangladés…
Este libro es la autobiografía de Sy Montgomery. Bueno, más o menos. Desde luego no es una autobiografía al uso. ¿Una autobiografía salvaje? Nos vamos acercando… La autora ha decidido contarnos su vida a través de trece animales, trece seres que ha conocido en su infancia, su juventud o su madurez y que, de un modo u otro, le han enseñado a vivir. No, no te asustes: éste no es uno de esos libros que ofrecen supuestas lecciones sobre la perseverancia del erizo o la confianza del león. Estos trece animales son de verdad: individuos reales, como tú y como yo. Son distintos a los humanos, por supuesto, pero al igual que nosotros poseen conocimientos, emociones e intereses propios, y a través del encuentro, la convivencia y la amistad que la autora ha tenido con ellos, cada uno le enseñó lo que sabía y podía compartir. Éste es por tanto un libro sobre la alteridad y la semejanza entre humanos y animales, sobre el amor y la empatía hacia los otros, sobre cómo esos otros (tan distintos como un pulpo o una tarántula) nos ayudan a lidiar con la pérdida o la desesperación. Llegar a entender a alguien que pertenece a otra especie puede ser una experiencia transformadora. Y nos hará, sin duda, mejores criaturas.