La historia del amor "involuntario, irresistible y eterno" de Tristán e Isolda, que se prolonga durante toda la vida e incluso después de la muerte, atrajo con fuerza, ya desde sus inicios, a quienes la escucharon. El destino trágico de aquellos dos amantes encadenados de por vida cautivó tan hondo, que de nada valieron las reconvenciones ni los reproches de los predicadores. La historia sobrevivió con fuerza, y su presencia se hace visible aún en nuestros días. De la multiplicidad de versiones originales francesas que se ocuparon de la historia, ninguna sin embargo ha llegado completa hasta nuestros días. El extraordinario romanista que fue Joseph Bédier reconstruyó con sabiduría y precisión, a partir de los fragmentos conservados, la historia de los dos desdichados amantes. Hoy nos llega con el aliento de su primer día, y nos deja un hondo y duradero recuerdo.