El crimen no es un arte, ¿verdad que no? Eduard Gruyerbeer no lo tiene nada fácil. ¿Cómo lo va a tener fácil si está rodeado de ladrones y pícaros? Y la cosa se complica todavía más porque los cacos pertenecen a su propia familia. Eduard no quiere tener nada que ver con sus chanchullos criminales, pero ellos ya planean el siguiente gran golpe: ¡un espectacular robo de obras de arte en pleno corazón de Nueva York! Allí viven sus parientes, los Cheesebeer, con tan poco talento para el crimen como los Gruyerbeer. Aunque Eduard ya supone que el asunto no terminará bien, ¡todo sale incluso peor de lo que imaginaba! La familia de delincuentes más divertida ha regresado para provocar el caos en la Gran Manzana. Una disparatada historia que encantará a los lectores de todas las edades.